9 de noviembre de 2010

Queratoconjuntivitis Seca

La queratoconjuntivitis seca es una sequedad muy prolongada de ambos ojos que puede derivar en la deshidratación de la conjuntiva y la córnea.

Los ojos secos pueden ser un síntoma de enfermedades como la artritis reumatoide, el lupus eritematoso sistémico o el síndrome de Sjögren. Acompañando o no a estas enfermedades, los ojos secos son más comunes en las mujeres adultas.

Síntomas, diagnóstico y tratamiento

Una disminución de la producción de lágrimas o la pérdida de las lágrimas debido a la evaporación provoca irritación en el ojo y causa una sensación de quemazón.

Las lesiones diseminadas por la superficie del ojo aumentan la sensación de incomodidad y la sensibilidad a la luz intensa. En las fases más avanzadas de esta enfermedad, la superficie del ojo puede espesarse y desarrollar úlceras y cicatrices, y pueden formarse vasos sanguíneos. Si la cicatrización afecta a la córnea, la visión puede empeorar.

A pesar de que el médico en general puede diagnosticar la sequedad en los ojos sólo por los síntomas, la prueba de Schirmer (en la cual se coloca una banda de papel de filtro en el ángulo externo del párpado) puede medir la cantidad de humedad que baña el ojo. Los médicos examinan los ojos con una lámpara de hendidura (un microscopio que magnifica las estructuras del ojo) para determinar si se ha producido alguna lesión.

Las lágrimas artificiales (gotas para los ojos preparadas con sustancias que semejan las lágrimas reales) aplicadas a cortos intervalos de tiempo, en general pueden controlar el problema. Puede recurrirse a la cirugía para bloquear el flujo de lágrimas hacia la nariz y aumentar así la cantidad de lágrimas que bañen los ojos. En las personas con ojos muy secos, los párpados pueden coserse parcialmente para disminuir la evaporación de las lágrimas.

4 de noviembre de 2010

Astigmatismo, deformidad del ojo

Por Regina Reyna

El astigmatismo no es una enfermedad ocular, sino una deformidad del ojo que dificulta la óptima visión. La incidencia es igual en hombres que en mujeres, pero son ellas quienes acuden a atenderse en mayor número.

De acuerdo a investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), en México el astigmatismo es el problema visual de mayor incidencia entre las personas menores de 23 años, e incluso se sabe que aproximadamente 23% de la población menor a 14 años lo padece.
En el astigmatismo hay una disminución de agudeza visual, tanto para ver de lejos como de cerca, debido a la distorsión o irregularidad en la curvatura de la córnea (membrana ocular transparente que se encuentra directamente en contacto con el exterior), lo que ocasiona que los bordes de los objetos se observen borrosos o mal definidos o que las imágenes percibidas se vean alargadas u ovaladas.
Los niños muchas veces se quejan de que al leer los renglones "saltan" y que algunas líneas se ven borrosas y otras más claras, lo cual se agrega a síntomas clásicos como dolor de cabeza, cansancio visual y sueño.

En casos muy raros puede presentarse desde el nacimiento y haber poca variación a lo largo de la vida. No obstante, hay opiniones que refieren que el problema puede agudizarse por efectuar actividades visuales a menos de 6 metros, por lo que se promueven modificaciones fisiológicas del globo ocular, como lectura constante, uso de computadora o ver la televisión.
Quienes defienden esta postura indican que es recomendable relajar frecuentemente los ojos, es decir, que por cada 40 minutos de actividades como las mencionadas es necesario que se descanse entre 5 y 10 minutos, procurando que la visión se aleje, es decir, que se vea hacia distancias lejanas.

Combinaciones y tratamientos
No resulta raro que quien sufre astigmatismo presente además otras anomalías refractivas, como miopía o hipermetropía. En la primera, el globo ocular es más alargado (como huevo acostado) de lo normal y el objeto que se quiere observar queda enfocado delante de la retina -ubicada al fondo del ojo- y no exactamente sobre ella, por lo que no se logran ver imágenes lejanas; el caso opuesto se llama hipermetropía, y en ambos alcanza su grado máximo de avance a los 22 años, aproximadamente, edad en que el ojo logra su plena madurez.

Imagine entonces el doble problema visual: no definir objetos (lejos o cerca) y, además, verlos deformes. Por fortuna, la ciencia médica ha logrado avances importantes para corregir estas anomalías, siendo la más común la prescripción de anteojos, en niños, y lentes de contacto blandos especiales (tóricos) o rígidos permeables al gas, en adolescentes y adultos.


La intervención quirúrgica es una opción más y cada vez muestra mayor seguridad. La cirugía refractiva asistida con láser es la técnica más recurrente -se emplea en más del 80% de las intervenciones a nivel mundial para los tres casos de anormalidad ocular que se han señalado- y su nombre técnico es queratomileusis in situ asistida con láser (laser assisted in situ keratomileusis, lasik). En ésta, la córnea se raspa o talla por medio del haz de luz con objeto de reducir el tamaño del globo ocular y que la imagen llegue a la retina; la intervención se realiza en sólo unos minutos (aproximadamente cinco) y la recuperación requiere sólo algunas horas.

Quien decide someterse a cirugía debe cumplir con ciertas indicaciones, como ser mayor a 22 años de edad y tener graduación mínima de anteojos o lentes de dos dioptrías (unidades para medir el grado de visión) o seis como máximo, pues la intervención sólo garantiza óptimos resultados dentro de este rango, y quienes lo exceden deberán necesariamente seguir usando lentes (con menor graduación).
Es difícil encontrar una justificación por la que las mujeres acuden con mayor frecuencia al oftalmólogo que los hombres; de cualquier forma, amiga, no falle a las estadísticas y visite muy pronto a su especialista de confianza y encuentre una solución pronta a sus problemas de visión.

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