Usualmente los niños pasan largo tiempo al aire libre expuestos a la radiación solar en piletas, parques, playas. Así como cuidamos su piel también debemos cuidar sus ojos. Especial atención debemos tener sabiendo que el daño producido por el sol es acumulativo.
Según la Organización Mundial de la Salud la acción producida por el ultravioleta en los ojos unida al deterioro de la capa de ozono dará como resultado un incremento de los casos de cataratas y otras anomalías relacionadas con la salud visual.
Los ojos de los niños son más delicados que los de los adultos, porque al estar en etapa de desarrollo, no disponen de la protección necesaria contra los rayos ultravioleta. La pigmentación de estos órganos se completa alrededor de los 13 años, así que hasta ese momento la transmisión de la radiación es total. Por esta razón, más allá de ser un accesorio de moda, la protección con anteojos de sol (debidamente controlados) resulta indispensable para evitar los efectos nocivos del sol.
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