30 de octubre de 2010

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Se estima que actualmente más de 100 millones de personas en todo el mundo usan lentes de contacto, debido a la comodidad que brinda su variedad de materiales de fabricación.
Los lentes de contacto, también llamados lentillas o pupilentes, proporcionan una visión periférica más amplia que los anteojos convencionales y pueden eliminar o reducir significativamente la distorsión de imágenes, por lo que la definición y contraste de siluetas, colores o formas es más natural.
Los principales problemas de visión que resuelven los lentes de contacto son:

Miopía. Anomalía que impide ver objetos o imágenes lejanas, debido a que el globo ocular tiene la forma de un huevo acostado y el objeto o imagen que se quiere observar se enfoca delante de la retina -ubicada al fondo del ojo- y no exactamente sobre ella.


Hipermetropía. Defecto del ojo que se caracteriza por la imposibilidad de enfocar objetos cercanos claramente en la retina, debido a que el ojo tiene forma ovalada y no redonda, que sería lo normal.


Astigmatismo. Disminución de agudeza visual, tanto para ver de lejos como de cerca, debido a la distorsión o irregularidad en la curvatura de la córnea (membrana ocular transparente que se encuentra directamente en contacto con el exterior), lo que ocasiona que los bordes de los objetos se observen borrosos o mal definidos o que las imágenes percibidas se vean alargadas u ovaladas.


No es raro que haya quien presente doble problema visual, por ejemplo, no definir objetos (lejos o cerca) y, además, verlos deformes. Por fortuna, la ciencia médica ha logrado avances importantes para corregir estas anomalías a cualquier edad, siendo la prescripción de lentes de contacto una opción muy popular.
El oftalmólogo es el especialista indicado para prescribir el tipo de lente de contacto que mejor resuelva el problema del paciente, pudiendo escoger entre los siguientes:

Suaves. Son probablemente los más usados por ser muy cómodos y apropiados para un estilo de vida activo; están compuestos de una sustancia sintética muy suave y contienen alto porcentaje de agua que permite el flujo de oxígeno a los ojos. Los avances tecnológicos proporcionan lentes suaves de cambio frecuente o programado, que bien pueden ser de uso diario o prolongado, y están diseñados para ser reemplazados cada 15, 30 o 90 días.
Rígidos. En los últimos años se han registrado avances significativos respecto a la permeabilidad al oxígeno de los lentes de contacto rígidos y ahora pueden ser tolerados sin problemas por los ojos; no obstante, son más pequeños, menos manejables y requieren de mucho cuidado al manipularlos.

Cosméticos / Estéticos. Este tipo permite intensificar y cambiar el color de ojos mediante ligera tonalidad que las hace más visibles; no tienen graduación para corregir problemas de visión.
Con protección UV. La radiación ultravioleta (UV) puede dañar todo el ojo, especialmente córnea, cristalino y retina; estos lentes son buena alternativa para las personas que pasan mucho tiempo al aire libre o para quienes desean mayor cobertura. Sin embargo, se debe tener en cuenta que la protección UV en lentes de contacto no reemplaza al "escudo" que dan las gafas de sol, ya que los lentes no cubren todo el ojo. Es por eso que cuando la radiación solar es intensa se debe usar adicionalmente anteojos para Sol.

Las nuevas tecnologías y materiales han dado grandes pasos con el fin de perfeccionar ajuste y durabilidad de los lentes, además de que se han mejorado los productos para transportarlos y desinfectarlos, facilitando su cuidado e higiene.
Además de la estética y comodidad que brindan, estos artefactos han sido la solución para deportistas de alto rendimiento y personas que laboran en lugares donde se deben utilizar caretas o protectores por razones de seguridad.
Para mejor aprovechamiento de los lentes de contacto, mayor duración y que no den problemas en la visión es conveniente seguir los siguientes consejos:
  • Lavarse las manos antes de manipularlos (de preferencia con jabón neutro).
  • Nunca frote sus ojos con las manos sucias.
  • Evite bañarse con ellos puestos.
  • Nunca duerma con los lentes de contacto puestos.
  • No los exponga a vapores químicos.
  • En particular, las mujeres deben colocárselos antes de aplicarse maquillaje o crema, para evitar que se contaminen.
  • No los comparta de ninguna manera con otra persona, pues al hacerlo se puede causar seria infección en los ojos e incluso daño permanente a la vista. Cada uno se diseña y fabrica de acuerdo al requerimiento de quien los solicita, incluso los lentes de color.
  • Siga las recomendaciones del oftalmólogo para limpiar, desinfectar, enjuagar y almacenarlos, acciones que hoy día se pueden llevar a cabo con una solución multiusos que proporciona protección humectante y lubricación prolongada entre los lentes y el ojo, lo cual mitiga la resequedad e irritación, y ayuda a que sean confortables. Recuerde que los lentes sucios pueden contaminarse fácilmente y con ello traer problemas a los ojos, como irritación y lagrimeo excesivo o infección que impiden una visión nítida.
  • No los use más del tiempo que el oftalmólogo haya prescrito, por ejemplo, si la indicación es traerlos puestos no más de 12 horas, retírelos y use anteojos de descanso, pues no acatarlo así implica correr el riesgo de que la córnea se inflame y se presenten daños mayores que pueden llevar a la cirugía.
Consulte a su médico.


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